Desde pequeño siempre le llamó mucho la atención la repostería. Observaba y ayudaba siempre a su abuela en casa cuando hacía casadielles, borrachinos, yemas o emparedados.
Comenzó su andadura en el mundo de la cocina a los 17 años, estudiando para cocinero en la Escuela de hostelería y turismo de Gijón.
Ha pasado por restaurantes de la ciudad como "El Puerto", "La Llorea", "Ginkgo", "A Catar" entre otros. También ha trabajado en Alemania, concretamente en la ciudad Baden Baden, en el restaurante "Medici".
A los 20 años, tuvo la oportunidad de adentrarme en el mundo de la pastelería en "Pomme Sucre" con el maestro Julio Blanco. Durante varios años y varias etapas en las que alteró la pastelería con la cocina, junto a Julio aprendió prácticamente todo lo que ahora sabe sobre esta profesión. Coincidiendo allí también con Jhonatan Ovalle, con quien había estudiado en la escuela, y con quien posteriormente también trabajaría en su pastelería Cabo Busto.
Siempre le había llamado más la repostería que la cocina, y tras varios años entre fogones, decidió ponerse en la cocina de su casa a hacer postres, investigar y seguir aprendiendo por su cuenta, leyendo libros y fijándome en varios "postreros" referentes. Optó por las redes sociales y comenzó a publicar lo que hacía en su casa a través de Instagram. Finalmente le llegó la oportunidad de llevar la partida de postres del restaurante Kraken en el Acuario de Gijón.
En sus postres intenta dar mucha importancia al producto, al sabor, a la tradición, al juego de texturas y contrastes y a la estética. Le gusta darle una vuelta a lo ya establecido, ir un paso más allá en cuanto a combinación de ingredientes, elaboraciones y emplatados. Intenta dar la importancia que se merece al postre de restaurante, queriendo hacer sentir todo el trabajo, el cariño y la dedicación que lleva detrás.
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